viernes, 31 de diciembre de 2010

Los héroes no son aquellos que aparecen en los cómics

Hoy es Nochevieja. Se acaba un año y empieza otro. Pero no voy a escribir sobre lo genial que ha sido este 2010 y cuantísimo mejor va a ser el 2011. No. Voy a escribir sobre una persona que he conocido gracias a una impactante frase. Resulta que hace tiempo leí en la página de Salvador Dalí del facebook una frase que me impresionó, la recordé pero no la apunté en ningún sitio. Hoy la he buscado para ver cómo era exactamente. Es esta "Yo juro que nunca callaré, cuando sea y donde sea que la humanidad sufra humillación y sufrimiento. Tenemos siempre que tomar partido. La neutralidad siempre ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio da coraje al torturador, nunca al torturado." Lo único que recordaba era "La neutralidad siempre ayuda al opresor, nunca a la víctima", así que he decidido investigar e informarme sobre quién era el autor de esa gran cita.
Su nombre es Elie Wiesel. Elie Wiesel es un escritor húngaro de nacionalidad rumana superviviente de los campos de concentración nazis. Ha dedicado toda su vida a escribir y a hablar sobre los horrores del Holocausto, con la firme intención de evitar que se repita en el mundo una barbarie similar. Fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1986. Según todo lo que he leído acerca de él odia la indiferencia. En 1999 dió un discurso titulado, “ Los Peligros de la Indiferencia” en el que decía "¿Qué es indiferencia? Etimológicamente, la palabra significa “no hay diferencia.” Un estado extraño e innatural en el cual, las líneas entre la luz y la oscuridad, el anochecer y el amanecer, el crimen y el castigo, la crueldad y la compasión, el bien y el mal, se funden. [...] La indiferencia no es el comienzo; es el final. Y por lo tanto, indiferencia es siempre el amigo del enemigo porque se beneficia del agresor, nunca de su víctima, cuyo dolor es magnificado cuando él o ella se sienten olvidados. El prisionero político en su celda, los niños hambrientos, los refugiados sin hogar, se sienten abandonados, no por la respuesta a su súplica, no por el alivio de su soledad sino porque no ofrecerles una chispa de esperanza es como exiliarlos de la memoria humana. Y al negarles su humanidad traicionamos nuestra propia humanidad. Indiferencia, entonces, no es sólo un pecado, es un castigo. Y es una de las más importantes lecciones de la amplia gama de experimentos del bien y el mal del siglo pasado".


Yo creo que tiene razón en todo. La indiferencia acostumbra a apoderarse de nosotros y no hacemos nada por evitarlo. Vemos a la drogadicta de la injusticia por todas partes y le giramos la cara en vez de ingresarla en un centro de desintoxicación (sí, ya, las figurasa retóricas no son lo mío pero la idea la habéis pillado). Y aún nos quejamos de un sinfín de tonterías, lo cual me sirve de puente para llegar a otro gran problema, el egocentrismo. Nadie es más importante que nadie. Aunque sin duda lo que más detesto es la arrogancia porque sobretodo NADIE ES SUPERIOR A NADIE. Demasiadas catástrofes ha habido en la historia por la falsa creencia de razas superiores, ¿me equivoco? Creo que no. No imagino un mundo perfecto en el que los árboles tienen caramelos y golosinas como fruto, los animales cantan como si de una película de Disney se tratase y los humanos vivimos las 24 horas del día con una sonrisa de oreja a oreja que nos impide hablar (lo cual evitaría tener que escuchar muchas sandeces mas también nos perderíamos comentarios ingeniosos de algunas personas) pero la indiferencia, el egocentrismo y la arrogancia sí que podrían desaparecer. Si todos fuésemos un poco más idealistas y sencillos otro gallo cantaría.
                                                                        
                                                        Como él.

 

                                                       Como él


                                                       Como ella


Como él


O como él...


... a través de ella



Pues lo dicho, esperemos que este año nuevo que empieza en menos de tres horas se lleve esas tres palabritas tan feas que he mencionado anteriormente.
El tren del 2010 está a punto de llegar a su destino, donde hemos de hacer transbordo y coger el del 2011 que iniciará su recorrido dejando al otro en la estación del pasado, pero nunca en la del olvido. (De nuevo, las figuras retóricas y en concreto las metáforas no son lo mío).
Feliz año nuevo.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Demasiados típicos, pocos atípicos y escasísimos personajes

¿Sabéis qué es un típico? Es una persona que habla, viste y se comporta como los demás. Y los demás, como él. Todos escuchan la misma música, ven las mismas series y películas, ¿leen? lo mismo... Están por todas partes, once de cada diez personas lo son. Yo creo que lo que en realidad les gusta es ser aceptados por la mayoría, porque si os fijáis entre ellos se llevan estupendamente. Marginan a los que no son como ellos, aunque, en realidad, lo peor que le podría pasar a un atípico sería juntarse con los típicos y convertirse en uno más del rebaño. (¡No, por favor!). Los atípicos molan. Van a su bola, viven su vida, no suelen meterse con nadie si no se meten primero con ellos. Hablan, visten y se comportan como les sale de las narices. Frecuentan webs consideradas frikis y escriben en un blog sus rayadas. Eso último me suena.  Bueno, y por último están los personajes. No sé muy bien cómo describirlos, simplemente son... únicos. Por desgracia hay poquísimos, pero es que ser personaje no se hace, se nace. Es una cualidad nata. Y creedme, son geniales.