martes, 26 de abril de 2011

Fuente de inspiración: El comentario de Carla

Somos egoístas. El ser humano lo es por naturaleza. Situamos nuestros pequeños problemas en el centro del universo y no nos damos cuenta de lo afortunados que somos en realidad. A veces sentimos que ya no vale la pena luchar por nada, que nada merece nuestra atención, nos pasamos el día absortos, ponemos cara de pocos amigos a todo ser vivo que pase por nuestro lado, nuestros amigos intentan animarnos y nosotros se lo agradecemos dedicándoles una maravillosa cara de asco, la misma que ponemos cuando tragamos agua del mar sin querer. Y cuando nos dicen "Sonríe, no es para tanto" nos sentimos los seres más incomprendidos del planeta y gritamos "¡Tú no lo entiendes! ¿Vale?". Pero, ¿realmente vale la pena montar todo ese numerito? Sabemos que hay gente muchísimo peor que nosotros, aunque suene a tópico de madre. Es muy fácil adoptar la postura "No es mi culpa"  pero es que en la mayoría de los casos tampoco lo es la suya. Ya no es una cuestión de conformidad, resignación o pasotismo sino de solidaridad. Es como decir "Estoy gorda, necesito ponerme a régimen" delante de una persona con unos cuantos kilos más que tú. Somos nosotros los que hacemos una montaña de nuestro microscópico grano de arena. Porque no tiene ningún sentido ver la vida de esa forma ya que sufrimos nosotros al no darle el valor que se merece y contagiamos a la gente que nos quiere y se pregunta porqué narices nuestra mirada parece la de una vaca que va directa al matadero para convertirse luego en un sabroso filetón del Foster's Hollywood. No podemos decir que somos realistas porque ese es un concepto demasiado relativo, con lo cual cada uno lo entiende a su manera. El realismo en sí es sinónimo de objetividad y la objetividad está a años luz de las opiniones personales, así que no podemos engañarnos a nosotros mismos pensando en lo desdichados que somos y opinar "No soy pesimista, soy realista" porque esa es únicamente nuestra opinión y por mucho que creamos que es la más importante porque nadie nos conoce mejor que nosotros nada más lejos de la realidad. Para estas ocasiones hay algunas frases cursis como "Si lloras porque se puso el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas" o "Si la vida te da mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una para sonreír".
Recordad: "Ser pesimista perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor".
Amani na upendo (que significa "Paz y amor" en suajili).